En el día de ayer se
procedió a la entrega de este óleo para el estandarte de Santa María Magdalena.
He querido interpretar a la Santa desde una iconografía que la sitúa como
centro de devoción, que la desvincula de la figura femenina denostada de manera
errónea.
Ella es la mujer
apóstol a la que Jesús se aparece en primer lugar, es la escogida.
La obra se inspira en
pinturas antiguas situándola sobre nube con elementos de la simbología
tradicional: palma y cráneo. A los lados alusión a los momentos en los que
estuvo presente: el calvario y el sepulcro abierto. Ella destaca con túnica
roja y sencilla que simboliza la conversión y el amor incondicional al mensaje
de Jesús.
Todo se enmarca en
una cartela sobre óvalo con jazmines.
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